Todos sabemos que
la sonrisa es algo muy importante, la sonrisa auténtica, no la fingida. A la
sonrisa auténtica se la conoce como “sonrisa
de Duchene”. Duchene publicó en
1862 que la sonrisa auténtica era aquella en la que se contraía el músculo que
rodea a los ojos. Este músculo que, al contraerse, arruga el rabillo del ojo,
es un músculo involuntario y sólo se contrae cuando uno tiene verdaderamente
una sensación de felicidad. Cuando sonreímos de verdad aumenta la actividad de
la región prefrontal izquierda. Si la región prefrontal derecha es generadora
de emociones negativas, la región prefrontal izquierda es generadora de
emociones positivas. Por eso es tan saludable sonreír, cada vez que sonríes
favoreces que aumente la actividad prefrontal izquierda.
Esto, no sólo
hace que te sientas más alegre y confiado, sino que además transmites esa alegría
y confianza a las personas que te rodean.
Uno de los
descubrimientos mas interesantes que hizo el Dr. Richard Davidson fue que,
cuando vemos cosas tristes o le damos vueltas a pensamientos negativos, la
parte del cerebro que se activa es nuestra región cerebral prefrontal
derecha. Cuando nos dejamos llevar por ésta cháchara sobre lo mal que
está todo, por nuestra incapacidad para avanzar, por la falta de salidas,
estamos favoreciendo que aumente en nosotros esa parte de nuestra mente que
tiende a ver siempre el vaso medio vacío. Hay que detener esos discursos
negativos y generar otros más positivos.
Con las técnicas
modernas de electroencefalografía y de resonancia funcional magnética se tiene
una idea muy clara de qué partes de nuestro cerebro se encuentran más
activas. Estas técnicas nos permiten
observar que ocurre en nuestra mente cuando tenemos ciertos pensamientos.
Nosotros, con
nuestra conducta, con nuestra manera de comportarnos, podemos cambiar la forma
en que nos sentimos. Si lo aplicamos a la sonrisa quiere decir que si lo
natural cuando estoy contento es que sonría, cuando elija sonreír, aunque no me
apetezca, acabaré sintiéndome más contento.
Por eso, si
aprendes a gestionar tu cara también podrás gestionar tus emociones.